miércoles, 27 de octubre de 2010

Una historia de Halloween

...2 y media de la mañana. La fiesta esta en su punto más alto, decenas de personas, bailando, bebiendo, riendo y actuando deshinibidamente intentando encontrar pajeja para copular en esta noche de brujas, al amparo del escondite que les proporciona sus disfraces... La veo otra vez, lleva jugando al escondite conmigo toda la noche, mostrandose para luego esconderse de mi. Encendiendome para luego apagarme como una vulgar colilla. Me mira directamente, esta vez sin tapujos, apenas unos metros nos separa, ninguna barrera, excepto quizas la muchedumbre, nos impide acercanos...

...Parpadeo, y te encuentro frente a mi, vestida de negro, de vampiresa, de diosa de la noche a la que cualquier mortal le gustaría venerar y rezar. No dice nada, solamente se pega a mi en una acción felina, rapida como el rayo, nacidos y predestinados para encajar el uno con el otro. Huelo su fragancia a traves de su pelo azabache mezclado con el cuero de su disfraz que resalta la voluptuosidad de su cuerpo. Me hechiza, tengo una erección casi instantanea que seguro que nota. Sonríe complacida por el efecto conseguido. Me da un beso, suave, casi impeceptible, un toque ligero que consigue encenderme todavía más, al tiempo que nuestros cuerpos se mueven acompasadamente al ritmo de la música, pero casi no la oigo, como si estuviera muy lejos de alli o alguien hubiera bajado de repente el volumen... Me pide que la siga, en susurros. Oigo mi nombre salir de mi boca, imposible, apenas nos conocemos...

... Se pierde entre la gente sudorosa y voy tras de ella. Salgo del lugar. La veo, perdiendose en la noche extrañamente templada. Aparece y desaparece, o eso me lo parece a mi, exactamente como había pasado en la fiesta, esquiva y a la vez determinante, indicandome que debo seguirla, pero sin mostrarme realmente quien es. Algo dentro de mi me avisa de que algo va mal, que me vuelva ahora que aun puedo... pero su voz hechizadora todavia resuena en mi mente, prometiendome placeres inverosimiles y llamandome como nadie me ha llamado antes... demasiado para poder resistirse...

... La veo, esperandome, apoyada contra una pared en algun callejon. Me vuelvo para ver por donde he venido, no se donde estoy, pero en esos momentos no me importa, siento deseos casi enfermizos de poseerla ahora mismo y la lascivía puede a la razón, no se como lo ha hecho pero me tiene completamente dominado y a la vez se ha acorralado ella sola en aquel inhospito callejon...

... Nuestras bocas se devoran con hambre de meses. Sus labios tienen la dulzura de las fresas, del azúcar... de la lujuria incontenida... Me empuja, quiere que la vea. La cremallera de su disfraz situada en la parte delantera y que cruza todo su cuerpo hasta su pubis, se desliza casi mágicamente hacia abajo, liberando su cuerpo del cuero que la aprisionaba, mostrandome formas casi imposibles. Su piel blanquecina y suave hace contrastes con la oscuridad de su cabello y sus ojos. Sus pechos son grandes, tungentes, de pezones rosas palidos, deseando ser besados por unos labios agradecidos, y su pubis gracilmente recortado en forma de corazón con la puntita casi tocando su hinchado clítoris dice a cualquiera que es un organo que no hay que olvidar de tratar con delicadeza...

... Se arrodilla ante mi, liberando mi verga de su encierro. Baja mi ridiculo pantalon de pirata de pelicula de los años 50 y mi polla salta en un vaiven ansioso casi diria que incluso doloroso... Su lengua viperina me estudia. Toques cortos, suaves y babosos recorren mi glande, la corona de mi prepucio y los recovecos de la venas purpuras que se me marcan por todo el tallo hasta mis repletos testículos, haciendome suplicar con mis gemidos... deseo que la engulla, que la chupe, que la lama... deseo enterrar mis dedos entre sus sienes y obligarla a cumplir esa pervesidad hasta poder correrme dentro de su laringe, pero me tiene en su poder, y hace conmigo lo que se le antoja sin que yo pueda hacer nada...

... Se incorpora haciendome temblar de placer y se apoya de nuevo contra la pared para luego volver a llamarme... La punta de mi verga llama a la puerta de su coño totalmente empapado... A una orden suya alzo una de sus piernas sujetandola por el nacimiento del enves de su rodilla y la penetro de una sola embestida. Entra como una espada en su baina. Nos quedamos asi unos segundos, estudiandonos como dos completos desconocidos... dos completos desconocidos realmente somos, aunque ella parece saber lo necesario para tenerme alli... El volcan de su sexo me quema. Gotas procedentes del interior de su conejito mojan mis inflados testiculos deseosos del alivio del orgasmo... Embisto de nuevo, una, otra y otra vez. Bufamos y sudamos como los animales sexuales que en esos momentos somos. Gemimos, ella desafiante, teniendo siempre el control, yo casi desesperado buscando mi propio extasís. Nuestras bocas se vuelven a juntar y ahora enrosca sus piernas sobre mis caderas apoyando nuestro peso sobre la mohosa pared de ladrillos. Saboreo su cuello, y el nacimientos de sus prominentes pechos. Su piel es fria en contraste con el inmenso calor que procede de su ser... No me puedo controlar, y entre movimientos espasmodicos, entre un rugido que casi me cuesta reconocer de mi mismo, me corro instantes despues de que lo haga ella. Las contracciones de su sexo aprietan mi verga que suelta litros y litros de savia en continuos disparos incontrolados inundandola con mi esencia...

... Y es entonces, cuando sus dientes se hunden en la carne de mi cuello, cuando sus colmillos de loba enfurecida, de zorra del infierno, de diosa de la noche golosa buscan mis venas mas tiernas, cuando el olor metálico de mi propia sangre llega a mi nariz llenandolo todo, comprendo que me ha proporcionado mis últimos instantes de placer terrenal en compensación por convertirme de manera involuntaria en su pelele por el resto de la eternidad...

3 comentarios:

Ella y el sexo dijo...

Qué intenso!! Realmente sabes como atrapar al lector en el texto...
¡Espero con ganas el siguiente!

Doamna care plânge dijo...

lo que conlleva un rato de placer no ?

Mágica dijo...

Hay encuentros que matan...hay muertes que dan la vida.