miércoles, 24 de marzo de 2010

Fuegos artificiales

Ni incluso aquella noche de mediados de agosto, en aquel pueblo perdido del interior que aspira a ser llamado ciudad, escapamos del calido viento subsahariano que tanto anuncia la televisión, que mezclado con la brisa mediterranea provoca que no solamente haga un calor agobiante sino que ademas sea húmedo y pastoso haciendolo todavia más sofocante. Calor que invita ha hacer mejores cosas que estar de pie esperando... miro mi reloj, las 12 menos 20 de la noche indican sus danzantes agujas, 20 minutos nada más para la hora mágica, punto de salida donde se dan rienda suelta a todo tipo de deseos ocultos que no podemos manifestar a la luz de dia... en el cielo luna creciente ocultando sus secretos parcialmente, casi incitadora, haciendo imaginar cosas que sonrojarian al más libertino... en la tierra una multitud de gente parloteando, sudando, riendo, aburriendose, solamente eclipsados por el ruido de los típicos grillos en época de celo sonando como canción de fondo... en el cielo, las estrellas, parpadeantes, observandonos insignificantes como realmente los seres que somos... en la tierra, mi amada y yo, yo y mi amada, tan hermosa y radiante como siempre, resplandeciendo con luz propia entre tanta mediocridad. Me atrae como una polilla cuando se siente atrapada por una bombilla... saboreo lo salado de mi sudor al relamerme los labios. Mis manos vuelan como tentaculos de un mítico leviatan hasta la cintura desnuda de mi amada. Mis palmas sudorosas se afianzan en su tibia y suave piel, pegandose como las ventosas que imagino que tengo, atrayendola hacia mi. Se gira un segundo, sonrie entre amorosa y maliciosamente, satisfecha de si misma, sabe que siempre consigue volverme loco, que pierdo la cabeza por ella estemos donde estemos y haga lo que haga. Se inclina suavemente sobre mi, apoyando su espalda en mi pecho y me recompensa ofreciendome sus labios que beso primero con ternura y luego con extrema pasión apretandola aun más contra mi ser, nuestras lenguas recuerdan a serpientes entrelanzadas moviendose al son que marca el sonido de una hipnotica flauta... me pierdo entre los rizos de su larga cabellera azabache que llenan de caricias mi cuello y barbilla... su afrodisiaco perfume llega hasta el más remoto rincón de mi cerebro, resaltado por las propia transpiración de su cuerpo, haciendolo todavia más erótico, más irresistible, más sensual... quiero cogerla de la mano, y arrastrarla fuera de esa multitud que nos acorrala, llevarla conmigo, huyendo de alli, y en algun callejón, lejos de miradas obscenas, poseerla contra alguna sucia y rancia pared de algun edificio viejo, sus piernas rodeando mi cintura, su boca mordiendo la mia, sus uñas clavandose en mi espalda y mi verga haciendo estragos en su estrecho interior... se que la siente, siente mi polla creciendo, llenando el escaso espacio que nos separa, el palpitar de mi miembro que cabecea contra el nacimiento de mi pantalón apoyado en el nacimiento de su espalda y el final de su fantástico culo. Tambien se ha dado cuenta, de mis manos descendiendo descaradamente hasta tocar los torneados muslos, justo donde terminar su pequeña minifalda negra... Me susurra un "aqui no", una prohibición sin fuerza, que ni sus gestos, sus pequeños suspiros y su cuerpo corresponden, al contrario, me pide su mirada que continue, que vaya más alla, que la guie ahi mismo hasta las puertas del paraiso...me cuelo por debajo de su falda, rozando con mis yemas en círculos acariciantes hasta tocar el elástico de su minúscula y vaporosa ropa interior. Separa las piernas ligeramente, dejandome paso, lo desea tanto como yo...

Mis ansias pueden conmigo, mis dedos rozan su sexo por encima de la tela, suaves roces apenas inexistentes. Me doy cuenta que la prenda esta pegada a su coñito, amenazando con introducirse entre los gorditos labios vaginales. Mi dedo corazón reconoce cada pliegue, cada gota de olorosa húmedad, cada rugosidad que tantas veces he tenido el privilegio de recorrer. Gime, gimo acompañandola. Se mueve al son de mis dedos rozando mi verga, haciendome ver las estrellas que igualan en intensidad a las del cielo que nos cubre. Por mi mente pasan de nuevo mil y una ideas perversas que de una u otra manera pienso llevar a cabo. Guio su mano hasta mi abultado paquete, su palma se interpone entre nuestro nexo de unión, sus dedos recorren al igual que hago yo mi sexo hinchado. La agarro de la muñeca para guiarla hasta mi cremallera... parece comprender, con parsimonia la va bajando poco a poco, haciendo oir el inconfundible ruido, liberando su juguete favorito sudoroso y resbaladizo que tiembla al sentir primero el tacto de sus dedos y despues el nacimiento de la rajita de su culo, tapado de nuevo, pero esta vez por la escasisima falda... Vuelve a besarme con fiereza, como si intentara pasarme todo lo que siente en una sola bocanada de aire... no se como, no se cuando, pero en mi bolsillo deposita sus braguitas liberandose de toda atadura posible, diciendome sin palabras que esas mil y una ideas perversas tambien forman parte de ella. Me agacho todo lo disimuladamente que puedo y embisto con fuerza, mi glande en entierra en ella, siendo abrazado por tan maravillosos petalos. Nos quedamos asi, unos segundos, rigidos, como estatuas de marmol, dejandonos llevar por las sensaciones que se agolpan en nuestras sienes y nuestros sexos y por primera vez, soy consciente de que no estamos solos. Miro a mi alrededor, pero nadie parece reparar en nosotros, estan pendientes del cielo, esperando a que se inicie el castillo de fuegos que cierre las fiestas del pueblo... El segundo golpe de caderas la coge de sorpresa, hundiendo mi polla completamente en su conejito. Se pone de puntillas para recibir mis acometidas casi sin control, maravillosa bailarina que solamente danza para mi. Nuestras gargantas ahogan los gemidos que en otro momento, en otro lugar no censuraría. Se apoya en un muro de ladrillos imaginarios para soportar el peso que recargo sobre ella. Muerdo su cuello, el chapoteo de nuestros sexos golpea mis oidos como si de una taladradora se tratara. Tiro de su pelo para embestir mejor... la estoy utilizando egoistamente para mi placer y a la vez obtiene placer ella misma sintiendose la inspiración de mis deseos. Siento su lubricación empapandome, siento sus contracciones fruto de un orgasmo inminente y siento las mias propias que imparablemente se va a desatar. Respiro con dificultad. Gotas de sudor recorren todo mi cuerpo. Me mareo. La gente a nuestra vera se exalta, las 12 de la noche, las campanas de la iglesia suenan con fuerza, una penetración por cada campanada, cada vez más fuerte, cada vez más duro, compitiendo por ver quien martillea con más potencia... mi vientre se contrae, el cosquelleo del orgasmo sacude toda mi verga. Me vacio en ella, llenandola de con mi simiente en continuas pulsaciones que ahora acompañan al latido de nuestros corazones. Por segunda vez nos quedamos rigidos, disfrutando del momento, sin atrevernos a movernos con el temor de que desaparezca tan dulces sensaciones... a lo lejos se oye el primer estallido, una lluvia de colores inunda toda la plaza mientras palmeras electrizantes decoran el cielo... siempre recordare esa noche, no por las fiestas, no por el castillo final, no por el pueblo en si... sino por nuestra propia celebración...

2 comentarios:

Shang Yue dijo...

fuegos artificiales
por dentro
por fuera

cortocircuito luminoso

Adis dijo...

Una celebracion asi no es para olvidar

besos

Adis